martes, 19 de abril de 2011

Testimonio de Juan Espinosa

Acerca de la partida de nuestra amiga Marta Lucas
Recien acabo de llegar a Punta de Vacas de vuelta de Mendoza donde estuvimos ayer y hoy acompañando a Esteban y a nuestros amigos en estos momentos difíciles.

A pesar de que los acontecimientos se precipitaron todo fue ocuriendo con suavidad y una gran disponibilidad a ayudar y acompañar a los amigos nos fue guiando.

Sobre las 10 tuvo Marta un nuevo infarto y esta vez no lo superó. Llegamos al hospital. Esteban entró a la sala de terapia intensiva y le hizo la ceremonia de asistencia mientras Karen, Peco y yo hacíamos un pedido en el pasillo. Y un gran registro de luz nos llegó y supimos que todo habia ido bien y que Marta partía hacia la luz. El registro fue claro y conmocionante.

Luego al poco llegaron otros amigos de Mendoza y en la sala de espera aledaña hicimos un pedido y la ceremonia de muerte. Sentimos una fuerte correntada emotiva hacia nuestra amiga que partía.

Luego rapidito y suave los amigos mendozinos se organizaron para resolver todos los trámites.

A las 3 de la noche llegó el feretro a la Salita de Mendoza

Ahí estuvimos compartiendo anécdotas, bromas, unos cafecitos y todo en un clima suave y liviano.

Hoy a las 13 de nuevo en la salita de Mendoza nos juntamos con los amigos de acá y también con algunos que viajaron desde Chile.

Marcos P. ofició la ceremonia de muerte y dio espacio para los testimonios. Muchos amigos hablaron con sencillez y emoción de sus experiencias con Marta y de lo que ella había significado para sus vidas. Muy impactante fue para mí escuchar estos sencillos testimonios que expresan lo mejor del corazón de los que han vivido y amado a Marta.

Luego en los intercambio algunos comentamos haber sentido la presencia de ella y del Maestro, alimentando con ello otra vez nuestra certeza de que la muerte es un tránsito.

Así que quería compartir con vosotros esta experiencia suave, liviana y a la vez conmocionante. De verdad los nuestros tuvieron un espíritu increible y dificil de describir a pesar de lo inesperado del desenlace.

Extrañamente, ya en Punta de Vacas, registro que todo fue muy suave, nada trágico, y en nosotros siempre estuvo el sentimiento de acompañar los acontecimientos para que todo fuera lo mejor. Y así se fue dando, sin tensiones, ni temas trancados, sin sobresaltos. Parecia que el mundo giraba a nuestro alrededor y en cietos momentos de pedidos o ceremonias solo existía lo trascendente, no lo ilusorio de la fatalidad.

Os envío un fuerte abrazo
Juan