Hoy el hombre crea a Dios dentro de sí al construir un espíritu que es posible que trascienda a otras formas de vida y al reconocer la presencia del proceso divino en todo lo existente.
LO HUMANO Y LO DIVINO. SILO 1972
Si yo voy nutriendo aquí y ahora una necesidad de tener una experiencia del sentido, no voy a venir con esquemas dualistas u oscurantistas, ni verticalidades ni abismos insondables. Voy a trabajar con cuidado, atención y esmero en construir la experiencia que necesito, aquello que me interesa. Es decir, yo justifico mi búsqueda del sentido con esa misma búsqueda.
Se dice por allí que existiría algo así como un “microcosmos”, un cosmos chiquito relativo al hombre, y un “macrocosmos”, un cosmos grande que contendría todo lo relativo a lo existente, toda esa finitud de elementos dentro de una estructura simple y compleja a la vez. Pero si observamos ambas cosas, vamos a notar que estructuralmente, en la forma en que “son”, son similares, tienen similares mecanismos, similares composiciones, similares procesos, siendo lo terreno y lo humano idéntico a lo eterno y divino, siendo ambas cosas partes de una misma realidad, partes de un mismo proceso evolutivo, partes de una misma existencia divina.
En este ahora y este aquí, ya no vale tal separación. Hoy el hombre crea a Dios dentro de sí al construir un espíritu que es posible que trascienda a otras formas de vida y al reconocer la presencia del proceso divino en todo lo existente.